La lectura de escritura manuscrita antigua puede suponer un gran reto para los investigadores. Quizá te resulte familiar esta situación: por fin has encontrado un interesante documento histórico manuscrito que podría contener la información que buscabas. Te sientas a leerlo y… jeroglíficos. No se entiende nada.
Buscar registros históricos en MyHeritage
Podría tratarse de una escritura antigua con letras que se dibujaban de forma diferente a la actual. La tinta puede estar descolorida o manchada. Puede que el autor tuviera prisa… ¡o simplemente una letra horrible! Y eso sin mencionar la dificultad añadida de transcribir un documento en un idioma que no se habla.
La buena noticia es que el cerebro humano está programado para reconocer patrones. Te sorprenderá descubrir que puedes transcribir con éxito muchos más de esos garabatos aparentemente inescrutables de lo que crees. Existe todo un campo de estudio dedicado a la caligrafía y los sistemas de escritura históricos: la paleografía. Las técnicas empleadas por paleógrafos e historiadores pueden ayudarte a descifrar tu documento, por antiguo que sea.
En este artículo exploraremos algunas de las estrategias que aprendí como investigadora académica participando en el proyecto Descifrando Secretos. Creado por el doctor Roger Martínez-Dávila, catedrático de Historia de la Universidad de Colorado, Descifrando Secretos ha formado a decenas de miles de estudiantes en la creación de transcripciones de manuscritos de archivos españoles a través de una serie de cursos online gratuitos. Puedes obtener más información sobre el proyecto y encontrar enlaces a cada uno de los 3 cursos aquí.
Conoce los estilos de escritura de la época
Aunque la mayoría de los sistemas de escritura comunes han permanecido prácticamente inalterados durante cientos de años, los avances tecnológicos y culturales pueden influir en la forma de escribir de las personas.
Hace sólo 30 ó 40 años, la escritura cursiva era una forma de escritura completamente estándar en Estados Unidos y se exigía su uso en entornos académicos. Hoy en día, la cursiva ni siquiera se enseña en las escuelas y muchos jóvenes ya no saben leerla.
En el inglés de la época isabelina, las letras «i» y «j» se utilizaban indistintamente, al igual que las letras «u» y «v». Otra letra llamada «espina» (þ), que ya no se utiliza en la escritura moderna, representaba el sonido «th». La «s larga» -una «s» escrita como una «f» sin una línea que la atraviese- se utilizó en la imprenta incluso hasta el siglo XIX, como puede verse en la página de un texto cristiano del siglo XVII que aparece a continuación:
Las palabras «él mismo», «así», «bendito», «apóstol», «versículo», etc. contienen la «s larga» que un lector moderno podría confundir fácilmente con una «f».
Conocer las características del sistema de escritura de la época en que se redactó el documento puede ahorrarte muchos quebraderos de cabeza.
Cuidado con las abreviaturas y variaciones ortográficas
Durante la mayor parte de la historia, la tinta y el espacio en la página eran recursos muy valiosos. Los escribas solían utilizar abreviaturas para indicar palabras comunes, frases e incluso nombres, algo parecido a los acrónimos y símbolos que se utilizan hoy en día en los mensajes de texto. Algunos indicios de que lo que estás viendo puede ser una abreviatura son:
- Una tilde (~) sobre una palabra
- Un símbolo que no se parece a una letra
- Unas letras escritas por encima del resto de la palabra
Busca una lista de abreviaturas comunes de la época. Aunque no encuentres ninguna, puede ayudarte mucho tener en cuenta que algunas palabras de la página pueden no ser palabras completas.
También es importante recordar que las palabras pueden no estar escritas como estás acostumbrado, sobre todo si el documento es muy antiguo. La ortografía se normalizó hace relativamente poco tiempo. Una misma palabra puede escribirse de varias maneras, incluso en el mismo documento.
Véase, por ejemplo, el documento que figura a continuación, redactado en Salamanca (España) en 1553:
Las palabras marcadas con un círculo naranja son abreviaturas. La primera, por ejemplo, dice «enela» con una «o» escrita encima. Significa «en el año». La que está al principio de la línea de abajo dice «Fran» con «co» encima; probablemente signifique Francisco, un nombre de pila común en España.
El nombre Isabel, señalado con un círculo verde, se escribe Ysavel: las letras «y» e «i» y las letras «b» y «v» se intercambiaban a menudo en la escritura castellana antigua. Las letras «j» y «g» también se intercambiaban a menudo, como demuestra la grafía de la palabra «mujer» como «muger» (en azul).
Dale a tu cerebro la oportunidad de acostumbrarse a la escritura
Al acercarse por primera vez al documento, el Dr. Martínez-Dávila recomienda simplemente explorarlo con los ojos sin intentar transcribir nada.
Como ya hemos dicho, nuestro cerebro está programado para buscar y encontrar patrones. Cuanto más te familiarices con los símbolos de la página, más sentido empezará a encontrarles tu cerebro. Puede que te alejes durante unos minutos, vuelvas a la página y descubras que algunos de esos garabatos incomprensibles de repente se registran como palabras completas. De hecho, si te quedas atascado, apartar el documento durante unos días y volver a él con otros ojos puede hacer maravillas.
Digitaliza tu documento
Si el documento aún no está digitalizado, te recomiendo encarecidamente que lo hagas con un escáner de alta calidad. Un escaneado de alta calidad te permitirá hacer zoom en la imagen y ampliar el texto, lo que te posibilitará captar marcas o matices que de otro modo no habrías visto. Además, trabajar con una versión digital o una copia impresa en lugar del original protege el original de posibles daños y permite marcar la copia.
Comienza con letras, abreviaturas, números y palabras que reconozcas.
No intentes transcribir el documento en orden. Si te llama la atención alguna letra, abreviatura, número o palabra, márcala o escríbela. Si trabajas con una copia, subraya o rodea con un círculo las palabras o letras que reconozcas, así como los símbolos que puedan ser abreviaturas (aunque aún no sepas lo que significan). Localizar palabras comunes te ayudará a entender cómo están conectadas las letras entre sí. También puede mostrarte cómo se escribían otras letras o números.
Por ejemplo, en el documento español de arriba, la «g» tiene un aspecto poco habitual. La línea serpenteante que hay debajo se curva sobre sí misma en dirección contraria a la que yo esperaría y, en algunos casos, parece separada de la parte superior de la letra. Podría haber supuesto que indicaba una abreviatura, o que quizá era una «p» o una «q». Sin embargo, sé que es una «g» porque dos de las palabras en las que aparece son sin duda el nombre Diego:
El contexto lo es todo
Si hablas el idioma del documento, te resultará mucho más fácil descifrarlo, porque puedes aprovechar tus conocimientos para extrapolar las letras y palabras que faltan a partir del contexto.
Aun así, no es imposible transcribir un documento en otro idioma. El Dr. Martínez-Dávila recomienda buscar cognados (palabras con significados y grafías similares en ambos idiomas, como «traditional»/»tradicional» en inglés/español) y aprovecharlas para el contexto.
Como puedes ver más arriba, conocer nombres comunes utilizados en esa parte del mundo también puede ayudar a proporcionar un contexto importante.
Aprender algo de vocabulario básico también puede ser útil, como:
- Palabras de conexión comunes, como «de», «a», «sobre», «el», etc.
- Pronombres (p. ej., yo/tú/él/ella/ellos) y pronombres posesivos (p. ej., mi/tu/su)
- Relaciones familiares: padre, madre, hijo, hija, esposa, marido, etc.
- Palabras relacionadas con el tiempo, como «año», «mes», «fecha», días de la semana, etc.
- Otras palabras que puedan estar relacionadas con el documento, como herencia, adquisición de bienes o acontecimientos vitales.
Piensa de manera flexible
Si crees que entiendes algunas de las letras o tienes una idea bastante aproximada de lo que debería ser la palabra pero sigues teniendo problemas para descifrarla, intenta dejar de lado tus suposiciones iniciales y pensar con originalidad.
Pregúntate: ¿qué otra cosa podría ser?
¿Quizá esa letra que estabas seguro de que era una «y» o una «g» es en realidad una «E» mayúscula? ¿Quizá las dos palabras que aparecen al final de una línea y al principio de la siguiente son en realidad una sola palabra más larga separada por un guión? ¿Y si has dado por sentado que la palabra que sigue a la preposición «en» debe ser un objeto, cuando en realidad es un concepto o una idea?
Sé creativo y puede que se te ocurran nuevas ideas que te ayuden a descifrar el código.
Aprovecha las funciones de MyHeritage para leer escritura antigua
El Reparador de Fotos puede estar especializado en enfocar caras borrosas, pero ¿sabías que también puede ayudar a aclarar texto? Si parte del texto del documento que estás revisando está borroso o difuminado, el Reparador de fotos puede ayudarte a darle más nitidez. Obtén más información sobre el uso del Reparador de fotos en el siguiente artículo: Mejora las fotos de tu familia usando MyHeritage Reparador de Fotos
Cuando visualices escaneos de registros históricos manuscritos en MyHeritage, puedes utilizar los botones más y menos en la esquina inferior derecha de la ventana de visualización para acercar y alejar la imagen. Sin embargo, quizás te resulte más fácil trabajar en el modo de pantalla completa. Para acceder a él, haz clic en el botón de pantalla completa situado en la esquina superior derecha de la ventana.
Desde el modo de pantalla completa, además de poder acercar y alejar la imagen, es posible imprimir o descargar el documento haciendo clic en los iconos de la esquina superior derecha. Con algunos tipos de registros, como el registro censal que se muestra aquí, la pantalla también te señala el lugar específico de la página donde se encuentra el registro que estabas viendo, y muestra una lista de todos los miembros del mismo hogar para darte más contexto.
Descifrar la escritura manuscrita antigua puede parecer desalentador al principio, pero si lo consideras un rompecabezas, descubrirás que es fascinante y gratificante. Sé paciente, persistente y curioso mientras descubres los valiosos conocimientos que esconden estos documentos. Con la mentalidad y las herramientas adecuadas, estarás en el buen camino para desvelar sus secretos.